lunes, 21 de diciembre de 2009

Prólogo

Este é prólogo das Cantigas de Santa maría, ementando as cousas que a menester en o trovar

Porque trovar é cousa en que iaz
entendimento, por en quen o faz
á o d'aver, et de razón asaz,
perque entenda et sabia dizer
o que entend' e de dizer lle praz;
ca ben trovar así s'á de fazer.

E macar eu estas duas non ey
com' eu querría, pero provarei
a mostrar ende un pouco que sei
confiand' en Deus, ond'o saber ven,
ca per ele tenno que poderei
mostrar do que quero algûa ren.

E o que quero é dizer loor
da Virgen, Madre de nostro Sennor,
Santa María, que est' a mellor
cousa que él fez; e por aquest'eu
quero seer oy mais seu trovador,
e rógo-lle que me queira por seu

trovador, e que queira meu trovar
reçeber; ca per él quer eu mostrar
dos miragres que ela fez, e ar
querrei-me leixar de trovar des í
por outra dona; e cuid'a cobrar
per esta quant'en as outras perdí.

Ca o amor d'esta Sennor é tal,
que quen o á sempre per i mais val;
e poil-o gaannad'a, non lle fal,
senon se é per sa gran'ocaion,
querendo lixar ben et fazer mal;
ca per esto o perde el per ál non.

Por en d'ela non me quer eu partir;
ca seis de pran que se a ben servir',
que non poderei en seu ben falir
de o aver; ca nunca y faliú
quen ll'o soube con merçée pedir;
ca tal rogo sempr'ela ben oiú.

Onde lle rogo, se ela quiser,
que lle praza do que d'ela diser
en meus cantares, e se ll'aprouguer,
que me dé gualardon com'ela da
aos que ama; e quen o souber,
por ela mais de grado trovará.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Extemporáneo


Se dice que existió un brahmán temeroso del pecado.


Una vez Dios le sonrió de improviso y le preguntó: "Dime ¿qué puedo darte?"


El brahmán se sintió tan confundido ante la súbita gracia que dijo a Dios: "¡Oh Benefactor!, no puedo pensar en nada. Lo meditaré y te responderé mañana. Debo consultar a mi mujer. Debo consultar a mis mayores."


Dios dijo: "Está bien."


Al día siguiente, el brahmán se cansó de esperar.


El Dios que le había sonreído no volvió a aparecer jamás.


Roop Karthak

La lección de la muerte


La lección de la muerte




Los Vedas


Un día Vayasravasa, padre del joven Nachiketas, deseando agradar a Dios, sacrificó en su obsequio todos los animales que constituían su hacienda. Y al ver Nachiketas que se llevaban las ofrendas, reflexionó y se dijo a sí mismo:


- No creo a que a Dios le guste que se maten animales en su honor, ni que se le haga regalo de vacas que comen hierba y toman agua y dan leche, agotando su fuerza. El que espera, con estos regalos, que dios lo premie con el cielo, se equivoca y no alcanza nunca el cielo, por que son estos dones de muy poco valor.


Entonces se volvió hacia su padre y le dijo: - ¿A quién piensas dedicarme a mí?


- ¡Hijo mío - contestó su padre - yo te doy a la Muerte!


- Oh padre y señor mío - dijo Nachiketas - yo no temo la Muerte; pero creo que no valgo nada para ella, por que no soy sino uno de tantos hombres entre los hombres. Antes de mí, se han muerto miles de hombres. Cuando yo haya muerto, seguirán muriendo. Así pues ¿qué valgo para la Muerte?


Partió el joven y llegó a la casa de la Muerte, pero como estaba ausente, tuvo que esperarla tres días. Cuando regresó, sus criados le avisaron que unvisitante distinguido la aguardaba. Apenada por su tardanza y agradecida por la visita, la Muerte dijo a Nachiketas:


- ¡Oh buen joven! Por estas tres noches que has pasado sin comer en mi casa, te concedo tres dones. Pídeme lo que quieras, que yo te lo prometo desde luego.


- Quiero - dijo el joven - que cuando yo regrese a mi casa, mi padre no esté enojado ni inquieto por mí. Que no me riña por haber tardado ni se entristezca por mi ausencia, y que me acoja amorosamente.


- Concedido, dijo la Muerte, tu padre dormirá en paz sus noches al verte libre de mis brazos.


- En el cielo, oh Muerte, nadie teme que llegues tú. Allí el hombre no teme la vejez, ni el hambre, ni la sed, y disipado todo sufrimiento, es eternamente dichoso. Tú, sabia Muerte, conoces bien el fuego que conduce al cielo. Enséñamelo, pues la fé me embarga. Este es mi segundo don.


- Ese fuego, Nachiketas, se halla escondido en el corazón, que es lugar secreto. Si conservas y avivas ese fuego, él te conducirá hasta el cielo. Y ahora pide tu último don.




- En el mundo, oh Muerte, existe una duda terrible acerca de lo que sucede al hombre después que muere. Los unos creen que todo acaba entonces y los otros lo contrario. Revélame la verdad; he aquí mi último don.


- Oh Nachiketas, dijo la Muerte, los dioses mismos han dudado sobre este punto. No me obligues a revelarte el secreto. Pídeme otra, otras cosas. Pídeme hijos centenarios e hijos de tus hijos, ganados abundantes, caballos, elefantes y oro; pídeme vastos territorios y vive tantos otoños cuantos quieras. Pídeme la riqueza y el medio de vivir largo tiempo. Sobre la tierra inmensa, oh Nachiketas, sé rey; yo colmaré todos tus deseos. Pide cosas difíciles de realizar, tantas como quieras; estas ninfas, con sus carros y sus arpas, que jamás mortal alguno ha visto, serán tus esclavas. Yo te las concedo. Pero no interrogues acerca de la Muerte.


- ¡Cosas de un día! ¡Goces efímeros! No hacen sino agotar nuestro vigor. Guarda tus esclavas, tus carros y tus danzas. ¿A qué hombre le satisface y sirve la riqueza cuando tú llegas? ¿Cómo viviremos mientras existas tú? El don que escojo es el que reclamo. No pido otro don que aquél que llega hasta el secreto de todas las cosas.


- Atiende pues, oh Nachiketas. Una cosa es lo justo, y otra cosa es lo agradable. Los dos caminos existen para el hombre, y el insensato escoge el camino de lo agradable. Pero tú, oh Nachiketas, has escogido sabiamente el camino de lo justo. Aquellos que escogen lo agradable, ciegos conducidos por ciegos, yerran el fin de la vida. El brillo de sus riquezas los ciega, el ruido de sus fiestas los impide escuchar la voz de su alma, que es parte del alma de Dios. El sabio que logra escuchar la voz que reside en su corazón, gracias a la calma de sus sentidos y de su espíritu, aparta su alma de sus órganos, se eleva por encima de la alegría y del dolor, cosas transitorias, y alcanza la divinidad. En cambio, el insensato nace y muere como el trigo, y vuelve a nacer en la tierra, por que no es digno de entrar en el reino de Dios, y cae una y mil veces en mis manos.


Con lo anterior te digo que el alma es dueña del carro. El cuerpo es el carro. La razón es el cochero y el espíritu es la rienda. Los sentidos son los caballos, los objetos de los sentidos son las rutas que recorre el carro. Alma, sentidos e inteligencia, constituyen al hombre dotado de sensación. El insensato deja desbocar los caballos; pero el sabio los guía con mano segura y los conduce por el camino del cielo y de la inmortalidad, al fin de las transmigraciones, en el seno de Dios. No necesita de su cuerpo el que quiera ser semejante a Dios, por que Dios no tiene forma, ni color, ni olor, ni tacto, ni sonido, ni gusto, es inagotable, eterno, sin fin ni principio, más grande que lo grande, inmutable. Aquel que lo conoce escapa a la boca de la Muerte. Sólo nuestra alma, que viaja a lo lejos sin moverse, que recorre el espacio sin bogar, es capaz de de alcanzar la divinidad inmortal.


Así Nachiketas, habiendo aprendido de la Muerte el secreto de la sabiduría y las reglas de la perfección, puro de toda mancha, libre de toda pasión, se libró de la Muerte, poseedor de la Inmortalidad.














sábado, 10 de octubre de 2009

jueves, 10 de septiembre de 2009

Madrigal

Ojos claros, serenos,

si de un dulce mirar sois adorados,

¿Por qué, si me miráis, miráis airados?

¡Ah, tormentos gracios!

Si cuando más graciosos, 

más bellos parecéis a aquel que os mira

no me miréis con ira, 

por que no parezcáis menos hermosos.

¡Ah, tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos,

ya que así me miráis

miradme al menos


Gutierre de Cetina

martes, 25 de agosto de 2009

domingo, 26 de julio de 2009

Caritas in veritate

CONCLUSIÓN

78. Sin Dios el hombre no sabe adonde ir ni tampoco logra entender quién es. Ante los grandes problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y al abatimiento, viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Y nos anima: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final del mundo» (Mt 28,20). Ante el ingente trabajo que queda por hacer, la fe en la presencia de Dios nos sostiene, junto con los que se unen en su nombre y trabajan por la justicia. Pablo VI nos ha recordado en la Populorum progressio que el hombre no es capaz de gobernar por sí mismo su propio progreso, porque él solo no puede fundar un verdadero humanismo. Sólo si pensamos que se nos ha llamado individualmente y como comunidad a formar parte de la familia de Dios como hijos suyos, seremos capaces de forjar un pensamiento nuevo y sacar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero. Por tanto, la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano, que vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios. La disponibilidad para con Dios provoca la disponibilidad para con los hermanos y una vida entendida como una tarea solidaria y gozosa. Al contrario, la cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo ateo, que olvida al Creador y corre el peligro de olvidar también los valores humanos, se presentan hoy como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo. El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. Solamente un humanismo abierto al Absoluto nos puede guiar en la promoción y realización de formas de vida social y civil —en el ámbito de las estructuras, las instituciones, la cultura y el ethos—, protegiéndonos del riesgo de quedar apresados por las modas del momento. La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos, entre éxitos y fracasos, y en la tarea constante de dar un recto ordenamiento a las realidades humanas. El amor de Dios nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo, nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos, aun cuando no se realice inmediatamente, aun cuando lo que consigamos nosotros, las autoridades políticas y los agentes económicos, sea siempre menos de lo que anhelamos[158]. Dios nos da la fuerza para luchar y sufrir por amor al bien común, porque Él es nuestro Todo, nuestra esperanza más grande.

79. El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. Por ello, también en los momentos más difíciles y complejos, además de actuar con sensatez, hemos de volvernos ante todo a su amor. El desarrollo conlleva atención a la vida espiritual, tener en cuenta seriamente la experiencia de fe en Dios, de fraternidad espiritual en Cristo, de confianza en la Providencia y en la Misericordia divina, de amor y perdón, de renuncia a uno mismo, de acogida del prójimo, de justicia y de paz. Todo esto es indispensable para transformar los «corazones de piedra» en «corazones de carne» (Ez 36,26), y hacer así la vida terrena más «divina» y por tanto más digna del hombre. Todo esto es del hombre, porque el hombre es sujeto de su existencia; y a la vez es de Dios, porque Dios es el principio y el fin de todo lo que tiene valor y nos redime: «el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios» (1 Co 3,22-23). El anhelo del cristiano es que toda la familia humana pueda invocar a Dios como «Padre nuestro». Que junto al Hijo unigénito, todos los hombres puedan aprender a rezar al Padre y a suplicarle con las palabras que el mismo Jesús nos ha enseñado, que sepamos santificarlo viviendo según su voluntad, y tengamos también el pan necesario de cada día, comprensión y generosidad con los que nos ofenden, que no se nos someta excesivamente a las pruebas y se nos libre del mal (cf. Mt 6,9-13).

Al concluir el Año Paulino, me complace expresar este deseo con las mismas palabras del Apóstol en su carta a los Romanos: «Que vuestra caridad no sea una farsa: aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo» (12,9-10). Que la Virgen María, proclamada por Pablo VI Mater Ecclesiae y honrada por el pueblo cristiano como Speculum iustitiae y Regina pacis, nos proteja y nos obtenga por su intercesión celestial la fuerza, la esperanza y la alegría necesaria para continuar generosamente la tarea en favor del «desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres».

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, del año 2009, quinto de mi Pontificado. (J. Ratzinger)

domingo, 19 de julio de 2009

sábado, 11 de julio de 2009

The end

They looking back, all th' Eastern side beheld
Of Paradise, so late thir happie seat,
Wav'd over by that flaming Brand, the Gate
With dreadful Faces throng'd and fierie Armes:
Som natural tears they drop'd, but wip'd them soon;
The World was all before them, where to choose
Thir place of rest, and Providence thir guide:
They hand in hand with wandring steps and slow,
Through Eden took thir solitarie way.


Milton

miércoles, 8 de julio de 2009

Detente, sombra

Detente, sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me abandonas lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mi tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

J. A.



Hoy, en tu día.

sábado, 30 de mayo de 2009

Sir Patrick Spens

Sir Patrick Spens

The king sits in Dunfermline town,
Drinking the blude-red wine;
"O whare will I get a skeely skipper,
To sail this new ship of mine?"

O up and spak' an eldern knight,
Sat at the king's right knee,
"Sir Patrick Spens is the best sailor,
That ever sailed the sea."

Our king has written a braid letter,
And seated it with his hand,
And sent it to Sir Patrick Spens,
Was walking on the strand.

"To Noroway, to Noroway,
To Noroway o'er the faem;
The king's daughter of Noroway
'Tis thou maun bring her hame."

The first word that Sir Patrick read,
Sae loud loud laughed he;
The neist word that Sir Patrick read,
The tear blinded his ee.

"O wha is this has done this deed,
And tauld the king o' me,
To send us out at this time of the year,
To sail upon the sea?

"Be it wind, be it weet, be it hail, be it sleet,
Our ship must sail the faem;
The king's daughter of Noroway,
'Tis we must fetch her hame."

They hoysed their sails an Moneday morn,
Wi' a' the speed they may;
They hae landed in Noroway,
Upon a Wednesday.

They hadna been a week, a week,
In Noroway, but twae,
When that the lords o' Noroway
Began aloud to say:

"Ye Scottishmen spend a' our king's goud,
And a' our queen's fee."
"Ye lie, ye lie, ye liars loud!
Fu' loud I hear ye lie;

"For I brought as much white monie,
As gane my men and me,
And I brought a half-fou of gude red goud,
Out o'er the sea wi' me.

"Make ready, make ready, my merry men a',
Our gude ship sails the morn."
"Now, ever alake, my master dear,
I fear a deadly storm!

"I saw the new moon, late yestreen,
Wi' the old moon in her arm;
And, if we gang to sea, master,
I fear we'll come to harm."

They hadna sailed a league, a league,
A league but barely three,
When the lift grew dark, and the wind blew loud
And gurly grew the sea.

The ankers brak, and the topmasts lap,
It was sic a deadly storm;
And the waves cam o'er the broken ship,
Till a' her sides were torn.

"O where will I get a gude sail r,
To take my helm in hand,
Till I get up to the tall top-mast,
To see if I can spy land?"

"O here am I, a sailor gude,
To take the helm in hand,
Till you go up to the tall top-mast;
But I fear you'll ne'er spy land."

He hadna gane a step, a step,
A step but barely ane,
When a bout flew out of our goodly ship,
And the salt sea it cam in.

"Gae, fetch a web of the silken claith,
Another o' the twine,
And wap them into our ship's side,
And let nae the sea come in."

They fetched a web o' the silken claith,
Another o' the twine,
And they wapped them round that gude ship's side,
But still the sea cam in.

O laith, laith, were our gude Scots lords
To weet their cork-heeled shoon!
But lang or a' the play was played,
They wat their hats aboon.

And mony was the feather bed,
That flattered on the faem;
And mony was the gude lord's son,
That never mair cam hame.

The ladies wrang their fingers white,
The maidens tore their hair,
A' for the sake of their true loves
For them they'll see nae mair.

O lang, lang, may the ladies sit,
Wi' their fans into their hand,
Before they see Sir Patrick Spens
Come sailing to the strand!

And lang, lang, may the maidens sit,
With their goud kaims in their hair
A' waiting for their ain dear loves,
For them they'll see nae mair!

O forty miles off Aberdeen,
'Tis fifty fathoms deep,
And there lies gude Sir Patrick Spens
Wi' the Scots lords at his feet.

jueves, 21 de mayo de 2009

Prólogo al endemoniado e infernal lector

Eres tan maldito que ni te obligué llamándote pío ni benévolo ni benigno lector en los demás discursos, para que no me persiguieses; y ya desengañado quiero hablar contigo claramente. Este discurso es el infierno. No me arguyas de maldiciente porque digo mal de los que hay en él, pues no es posible que haya dentro nadie que bueno sea. Si te parece largo, en tu mano está: toma el infierno que te bastare y calla. Si algo no te pareciere bien, o lo disimulas piadoso o lo enmiendas docto; que errar es de hombres, y el ser herrado, de bestia o esclavo. Si fuese oscuro, nunca el infierno fue claro; si triste y melancólico, yo no he prometido risa. Sólo te pido, lector, o te conjuro por todos los prólogos, que no tuerzas las razones ni ofendas con malicia mi buen celo. Pues lo primero guardo el decoro a las personas, y sólo reprendo los vicios, murmuro los descuidos y demasías de malos oficiales, sin tocar en la pureza de los oficios: y al fin si te agradare el discurso, tú te holgarás, y si no, poco importa, que a mí ni de ti ni de él se me da nada. Vale.

domingo, 17 de mayo de 2009

domingo, 10 de mayo de 2009

miércoles, 6 de mayo de 2009

Y ¿vivieron felices?

Sorprenderse es un deber.

"The fairest thing we can experience is the mysterious. It is the fundamental emotion which stands at the cradle of true art and science. He who knows it not and can no longer wonder, no longer feel amazement, is as good as dead, a snuffed-out candle."
A. E. (1879-1955)

lunes, 4 de mayo de 2009

viernes, 17 de abril de 2009

martes, 7 de abril de 2009

La libre expresión

El derecho de expresar nuestros pensamientos, tiene algún significado tan sólo si somos capaces de tener pensamientos propios.

Erich Fromm

El miedo a la libertad

sábado, 7 de marzo de 2009

Oda al Vino

Vino color de día,
vino color de noche, 
vino con pies de púrpura 
o sangre de topacio, 
vino,
estrellado hijo 
de la tierra, 
vino, liso
como una espada de oro, 
suave
como un desordenado 
terciopelo, 
vino encaracolado 
y suspendido, 
amoroso, 
marino,
nunca has cabido en una copa, 
en un canto, en un hombre, 
coral, gregario eres, 
y cuando menos, mutuo. 
A veces
te nutres de recuerdos 
mortales, 
en tu ola
vamos de tumba en tumba, 
picapedrero de sepulcro helado, 
y lloramos
lágrimas transitorias, 
pero
tu hermoso 
traje de primavera 
es diferente,
el corazòn sube a las ramas, 
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmòvil.
El vino
mueve la primavera,
crece como una planta la alegría,
caen muros,
peñascos,
se cierran los abismos,
nace el canto.
Oh tú, jarra de vino, en el desierto
con la sabrosa que amo,
dijo el viejo poeta.
Que el cántaro de vino
al beso del amor sume su beso.

Amor mío, de pronto
tu cadera
es la curva colmada
de la copa,
tu pecho es el racimo,
la luz del alcohol tu cabellera,
las uvas tus pezones,
tu ombligo sello puro
estampado en tu vientre de vasija,
y tu amor la cascada
de vino inextinguible,
la claridad que cae en mis sentidos,
el esplendor terrestre de la vida.

Pero no sòlo amor,
beso quemante
o corazòn quemado
eres, vino de vida,
sino
amistad de los seres, 
transparencia,
coro de disciplina,
abundancia de flores.
Amo sobre una mesa,
cuando se habla,
la luz de una botella
de inteligente vino.
Que lo beban,
que recuerden en cada
gota de oro
o copa de topacio 
o cuchara de púrpura 
que trabajò el otoño 
hasta llenar de vino las vasijas 
y aprenda el hombre oscuro, 
en el ceremonial de su negocio, 
a recordar la tierra y sus deberes 

a propagar el cárnico del fruto.

Neruda

martes, 17 de febrero de 2009

jueves, 22 de enero de 2009

CANTO

LOS ENIGMAS


J. L. B.


Yo que soy el que ahora está cantando

seré mañana el misterioso, el muerto,

el morador de un mágico y desierto

orbe sin antes ni después ni cuándo.


Así afirma la mística. Me creo

indigno del Infierno o de la Gloria,

pero nada predigo. Nuestra historia

cambia como las formas de Proteo.


¿Qué errante laberinto, qué blancura

ciega de resplandor será mi suerte,

cuando me entregue el fin de esta aventura


la curiosa experiencia de la muerte?

Quiero beber su cristalino Olvido,

ser para siempre; pero no haber sido.